Actualmente hay más de 400 millones de personas cuyo idioma materno es el español, según las cifras estimadas por el Instituto Cervantes, lo que lo sitúa por delante del inglés en este aspecto - es la lengua materna de 375 millones de personas tal y como especifica el British Council-.
Y aunque el idioma de Shakespeare sigue siendo el segundo más hablado del mundo y el preferido en diferentes ámbitos –trabajo, negocios, diplomacia, etc.-, parece que el español empieza a reivindicar su derecho y presencia en las instituciones internacionales.
De hecho, ya fue idioma oficial en la Sociedad de Naciones, que se creó una vez terminada la Primera Guerra Mundial tras la firma del Tratado de Versalles, y que fue la precursora de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), institución en la que también es idioma oficial desde 1947 junto con el inglés, el francés, el chino, el ruso y el árabe.
Y la Asamblea General de las Naciones Unidas es especialmente cuidadosa a la hora de tratar de la misma forma a todos los idiomas oficiales, por lo que cuenta con equipos de traductores altamente preparados y cualificados para que todos los documentos oficiales puedan publicarse siempre en todas las lenguas y sin ningún error.
En el caso del español destaca, además, que el equipo lo conforman profesionales procedentes tanto de España como de otros países latinoamericanos –Argentina, México, Cuba, Uruguay, etc.-. No en vano, ha sido la presencia de estas naciones la que ha favorecido que, poco a poco, el idioma vaya ganando peso en espacios más informales dentro de las instituciones.
Sin embargo, en el ámbito europeo –donde cohabitan hasta 23 lenguas oficiales y el español ocupa el cuarto o quinto lugar de las más empleadas- aún parece que queda camino por recorrer.
Los 74 millones de hablantes nativos de francés y, sobre todo, la trayectoria de este idioma en la historia del continente y los organismos europeos –además de que algunas sedes oficiales se encuentran en territorio francófono- favorecen que, al menos por el momento, ésta siga siendo la lengua a batir.